Título : | El Tíbet II : su proceso histórico-institucional y los derechos humanos | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | Alberto Gómez Farías, Autor | Mención de edición: | 1a. ed | Editorial: | La Matanza [Argentina] : Universidad Nacional de La Matanza | Fecha de publicación: | 2004 | Número de páginas: | 237 p. | Il.: | il. | Dimensiones: | 20 cm. | ISBN/ISSN/DL: | 978-987-949557--5 | Idioma : | Español (spa) | Clasificación: | HISTORIA DEL TIBET
| Resumen: | Durante el último milenio Europa se sintió fuertemente atraída por Oriente, tanto en razón de los misterios que transmitían los viajeros que retornaban -en particular predicadores de distintas comunidades religiosas occidentales-, como de las magnificencias relatadas por aventureros que recorrieron Asia, tanto por placer personal, avidez económica, o como simples deudores pendientes de la Justicia de sus comarcas de origen.
Hay un sinfín de nombres, que en menor o mayor grado de credibilidad despertaron no obstante, a través de los tiempos, desde el misticismo hasta una organizada campaña de conquista violenta de los fabulosos tesoros de que daban fe los informantes.
Creo del caso recordar, en sus distintas acepciones políticas, religiosas o verdaderamente desprejuiciadas, los trabajos que en su tiempo aportaron quienes hicieran causa común con la verdad, tal cual surgía de las costumbres tradicionales, creencias y sobre todo ese gran condicionante que contiene el espíritu genuino, apreciado desde sus razonamientos primigenios.
Muchas valoraciones surgieron en occidentales comprometidos con lo que tarde o temprano se divisaría como verdad, pero lo real, lo cierto es que nada es estático, todo es dinámico en un mundo que ya no puede ocultar su compromiso con el hombre, en cuanto todo efecto tiene su causa. La de hoy, queremos convenceros, es mucha más lo que nos acerca de lo que nos separa -aun tomando en cuenta el poderío letal que supone la libertad de energías como la nuclear-, cuya potencialidad puede ser colocada tanto al servicio de la destrucción, tal cual no ha sido fatídicamente demostrado, como a disposición de grandes proyectos de avanzada científica y tecnológica que prolongan la vida humana en salud física y espiritual. Felizmente confiamos en que el hombre, en su enorme capacidad de reflexionar, llegue a comprender que lo esencial de su supremacía responde a la necesidad de ocuparse y preocuparse por la solidaridad internacional.
Lo que en su momento se reclamaba ruidosamente como “El caso de Tíbet” ha demostrado en su esencia, mediante documentaciones irrefutables, que no constituyó más que una asonada separatista alentada por tutores que la historia antigua y contemporánea, nunca podrá eliminar de su densa agenda de equivocaciones.
De todos modos, precisamente las enseñanzas de esa experiencia ofrecen la oportunidad de vacunarnos, para de este modo quedar inmunizados ante la tentativa de reiteración de tales prácticas dolosas, y que el redescubrimiento del hombre permita el afianzamiento del respeto por la soberanía política, la justicia social y la independencia económica, al grado que todos los caminos lleven a consolidar el principio de la solidaridad. |
El Tíbet II : su proceso histórico-institucional y los derechos humanos [texto impreso] / Alberto Gómez Farías, Autor . - 1a. ed . - La Matanza (Florencio Varela 1903, B1754JEC, Argentina) : Universidad Nacional de La Matanza, 2004 . - 237 p. : il. ; 20 cm. ISBN : 978-987-949557--5 Idioma : Español ( spa) Clasificación: | HISTORIA DEL TIBET
| Resumen: | Durante el último milenio Europa se sintió fuertemente atraída por Oriente, tanto en razón de los misterios que transmitían los viajeros que retornaban -en particular predicadores de distintas comunidades religiosas occidentales-, como de las magnificencias relatadas por aventureros que recorrieron Asia, tanto por placer personal, avidez económica, o como simples deudores pendientes de la Justicia de sus comarcas de origen.
Hay un sinfín de nombres, que en menor o mayor grado de credibilidad despertaron no obstante, a través de los tiempos, desde el misticismo hasta una organizada campaña de conquista violenta de los fabulosos tesoros de que daban fe los informantes.
Creo del caso recordar, en sus distintas acepciones políticas, religiosas o verdaderamente desprejuiciadas, los trabajos que en su tiempo aportaron quienes hicieran causa común con la verdad, tal cual surgía de las costumbres tradicionales, creencias y sobre todo ese gran condicionante que contiene el espíritu genuino, apreciado desde sus razonamientos primigenios.
Muchas valoraciones surgieron en occidentales comprometidos con lo que tarde o temprano se divisaría como verdad, pero lo real, lo cierto es que nada es estático, todo es dinámico en un mundo que ya no puede ocultar su compromiso con el hombre, en cuanto todo efecto tiene su causa. La de hoy, queremos convenceros, es mucha más lo que nos acerca de lo que nos separa -aun tomando en cuenta el poderío letal que supone la libertad de energías como la nuclear-, cuya potencialidad puede ser colocada tanto al servicio de la destrucción, tal cual no ha sido fatídicamente demostrado, como a disposición de grandes proyectos de avanzada científica y tecnológica que prolongan la vida humana en salud física y espiritual. Felizmente confiamos en que el hombre, en su enorme capacidad de reflexionar, llegue a comprender que lo esencial de su supremacía responde a la necesidad de ocuparse y preocuparse por la solidaridad internacional.
Lo que en su momento se reclamaba ruidosamente como “El caso de Tíbet” ha demostrado en su esencia, mediante documentaciones irrefutables, que no constituyó más que una asonada separatista alentada por tutores que la historia antigua y contemporánea, nunca podrá eliminar de su densa agenda de equivocaciones.
De todos modos, precisamente las enseñanzas de esa experiencia ofrecen la oportunidad de vacunarnos, para de este modo quedar inmunizados ante la tentativa de reiteración de tales prácticas dolosas, y que el redescubrimiento del hombre permita el afianzamiento del respeto por la soberanía política, la justicia social y la independencia económica, al grado que todos los caminos lleven a consolidar el principio de la solidaridad. |
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